domingo, 5 de septiembre de 2010

Tapa del libro que se presentara el lunes 20 de septiembre de 2010, a las 18 horas en el Senado de la Nación del edificio Alfredo L. Palacios, de la calle Hipolito Yrigoyen 1708, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Argentina

martes, 17 de agosto de 2010

EL ROL SOCIALIZADOR DEL PROFESIONAL BIBLIOTECARIO

Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento
Municipalidad de Lanús, Provincia de Buenos Aires

Tesis de Grado
Lic. NATALIA SEGOVIA

Prologo
Eduardo Jopia
Corrección
Eva De Bartolo


Declarado de Interés para el marco de los festejos del Bicentenario
De la Dirección General de Cultura
De Honorable Senado de la Nación
Presentado el 2o de septiembre de 2010
En el Auditorio del edificio Alfredo L. Palacios
De Honorable Senado de la Nacion
Dedicado a
Zoraida Dellatorre
María Laura Ferrari
Eduardo Jopia

Agradecimento

Para tener libertad,
se necesitan tres cosas;
fuerza, inteligencia y amor
Lanza del Vasto

Este libro es el resultado de la tesis de grado de la licenciatura que curse en la UMSA, y que termine en el 2009 en la cual defendí ante un jurado de la carrera de Bibliotecología que aprobó mi investigación, durante el tiempo que transcurrí en dicha universidad, fui analizado la posibilidad de realizar este trabajo en donde el rol socializador del profesional bibliotecario era mi objetivo que pese a los traspié y las barrera llegue a terminar por que las palabras del maestro Lanza del Vasto me acompañaron en esos días “ Y ya al borde del gran viaje, aun cuando lloren tus ojos, mantente erguido y sonriente”, quiero agradecerle: a Laudino que esta en el cielo, Clotilde, Pepe, Cesar, Abel por ser mi célula familiar, a mis hijos del corazón que me dio el Colegio Nacional Buenos Aires a Gabriela Malamud, Victoria Splugas, Florencia Jakubovich y Matías Di gioia; a Zoraida Dellatorre que me impulso hacer el grado de licenciatura; a Graciela Cortabarria mi compañera de facultad en donde los otoños, inviernos y primavera era solo una estación en este camino de rendir materias de los interminables viajes de La Boca a Lujan a La Boca; a Eduardo Tamis mi hermano de la vida que me acompaña en los días que las cosas se complican, Marcelo Cosnard que me acompaña en laboral diaria de la Biblioteca José Manuel Estrada y el nuevo aporte de las revisión en la bibliografía de este libro, a Eva de Bartolo mi amiga de los cursos y las correcciones finales del libro, Rubén Sacchi que realizo la foto, el armado y la diagramación, a Lautaro Dores por hacer posible la presentación de esta obra, Celia Pirola por compartir a Pink Floyd y las intimidades del proyecto; a mi amiga Elisa Ávila que me acompaño en la Escuela Nacional de Bibliotecario en donde hicimos nuestro primeros pasos. Any Goskarian por estar allí cuando la necesito, a María Laura Ferrari por su eterno apoyo; a los usuarios (padres y niños) al personal de Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento por su tiempo y espacio que me dejaron compartir en el tiempo del trabajo de campo, a Omar Escales y Pedro Marabini de la dirección general de cultura del Honorable Senado de La Nación por su declaración de interés e incluirme en los festejos de Bicentenario de la Patria y poder presentar mi libro a allí. A la escuelita de la calle Bolivar que me acompaño en mis plegaria. En especial aquellas personas que en el anonimato me dieron una mano sin saber para que o porque, que en toda sociedad las hay, y que a veces unos suele encontrar en el caminos de la vida, a todos ellos mil gracias.

Natalia Segovia

A modo de Prologo

Un pueblo sin instrucción está condenado a la tiranía y el atraso.
Es deber del Estado "educar al soberano".
Sólo los hombres libres pueden formar pueblos libres y progresistas,
respetuosos de los valores y los derechos.
Domingo Faustino Sarmiento

Una tesis de grado como la que usted va empezar a leer, lleva un largo dificultoso camino, en que lleva al tesita a recorrer archivos, bibliotecas y el trabajo de campo en el cual palpa realidad de la situación geográfica de los actores que involucran y fueron parte de este trabajo que nos recorre, la autora, que seguramente en los veinte años que con lleva trabajar en la Biblioteca José Manuel Estrada del Colegio Nacional de Buenos Aires de la Universidad de Buenos Aires en donde el ver desarrollar de los adolescentes en jóvenes que ingresaran a la Facultad, fue marcando el pasaje hacia la búsqueda social del mismo, el tiempo de la alumna en la Facultad en donde fue dando paso a paso cada materia para llegar después del seminario final, en lo que aprendido, lo traído por la experiencia personal, el conocimiento diario, mas el marco del individuo ante la sociedad el compromiso al semejante, el brindarse y guiar en la bibliografía de lo cotidiano, nos lleva a reunir y sumar el concepto de la obra.
Sabemos que no fue fácil el viaje, tuvo que pasar por vicisitudes, en que intentaron cambiar el rumbo o el tema, pero ella como esa hija de la tierra colorada (la autores es de Posada Misiones) donde todo cuesta, nada se regala, pero hay esta la voluntad de hacer frente al mal tiempo y poner la buena por que el prójimo, nos brindara una mano, por que siempre hay que esperar lo inesperado de la gente, aceptado la propuesta de tesis inicio la ruta de recorre los borradores, unificar criterio, realizar ordenamiento, corrección de los mismo hasta el cansarse (en incluso esta edición es una versión nuevamente corregida), aprobaba en su defensa, que en su sangre esta el valor, la valentía de no callarse y la dignidad de Andresito Guacurari (el Vendado Indómito) en el que fuera duramente cuestionada por el carácter del rol socializador de que fundamental porque permite comprender por qué las relaciones entre el usuarios y el bibliotecario, que pertenecen a un ámbito de intimidad de lector y el profesional, que nunca han sido consideradas un asunto privado y siempre han estado sometidas a un intercambio del usuario y el que búsqueda en los anaqueles de las Alejandría de estés siglo. En nombre de la trascendencia social que tiene la Bibliotecología y la educación de las instituciones sociales han ejercido un riguroso intervencionismo sobre la sociedad. Por poner algún ejemplo, las condiciones de vida de los más pobres son tan limitantes del bienestar, de las capacidades y libertades, todas las personas en el conurbano bonaerense por ello quieren que sus hijos tengan oportunidades que les permitan desarrollar capacidades para que su lugar en la estructura social no sea librado al azar. De este modo todos los padres tienen expectativas de que sus hijos tengan esas oportunidades educativas que les permitan satisfacer sus necesidades y vivir con bienestar y destinan parte de sus recursos, por modestos que sean, para que sus hijos desarrollen capacidades de lectura que les permitan ser libres y vivir bien; todos esperan que las bibliotecas les ayuden en esta tarea de la búsqueda. La tarea socializadora es preocuparse de las fuentes de la desigualdad, que se encuentran en la base del sistema y, por lo tanto, más allá de su campo de acción. Este esfuerzo de delimitación de las áreas legítimas de actuación no implica negar la conveniencia de que la política, la educación, la económica sea manejada según objetivos de naturaleza social.
Para comprender los actuales procesos de cambio en las bibliotecas, es ineludible partir de una premisa fundamental: el modelo tradicional de ella ya ha cumplido su función histórica y es muy respetable por que en su momento fue el eje de las políticas de las Bibliotecas en nuestro país, y en consecuencia está agotado. La construcción de un proyecto democrático de las Bibliotecas escolares, universitarias, públicas, populares y especializada debe partir del análisis de las principales contradicciones que implica enseñar valores democráticos en una sociedad caracterizada por una cultura social postmoderna, donde predomina el individualismo exacerbado, la competencia por bienes escasos, la imagen de que la vida institucional se reduce a la búsqueda del placer inmediato. En la sociedad actual es el conformismo social es potenciado por el descreimiento en la participación de la ciudadanía, desconociéndose la relevancia del análisis histórico, político e ideológico para explicar la naturaleza dialéctica y la interdependencia mutua entre la biblioteca y la comunidad hoy este trabajo que le dio el grado de Licencia a Natalia Segovia refleja el modelo y el esfuerzo que realizan los hombres y mujeres que han apostado en ese largo siglo que se fue y que llevamos una década en este bicentenario que son los que trabajan en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de la localidad de Valentín Alsina, del partido de Lanus, de la provincia de Buenos Aires, en la Argentina, de la America del Sur.
Hoy estimado lector tiene en sus manos este libro, con el peso de ser una tesis de grado de licenciatura de la carrera de Bibliotecologías en sistema de información de la Universidad del Museo Social Argentino, en el que usted puede leer, y enriquece a vuestro conocimiento como lo dice el doctor en educación Daniel Alarcón Osorio (Guatemala, 1962) en su libro De quién es el cielo, entonces. De la voz de una: bibliotecaria que prefiere discreción, lugar donde coto la historia: su Biblioteca, cuando hace un par de años…Estaban ahí cuando cerraron. Cuando llegaron y abrieron se habían marchado porque estaban hartos de solo ser indizados y no leídos. “Quiénes” pregunta el lector, los libros dicen: “ellos mismos”. “Salimos a buscar lectores”, escribieron en una nota, cuyo destinatario es una bibliotecaria.
Eduardo Jopia
Editor

I. Introduccion

Había estado privado de sociedad humana.
Pero puede haber aprendido a hablar cuando era niño.
Recobró esta habilidad social particular
cuando reanudó su contacto con otras personas.
El muchacho de Nuremberg (1828)


Si bien la primera biblioteca popular, la Sociedad Franklin, se constituyó el 15 de abril de 1866 en la provincia de San Juan, es Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) con la ley sancionada durante su mandato, quien se ha considerado propulsor de tales unidades de información (Dobra, 1999:1).
El 23 de septiembre de 1870, gracias al impulso del presidente Sarmiento y del ministro de Educación, Nicolás Avellaneda (1837-1885), se promulgó la Ley 419, conocida también como “Ley Sarmiento”, que dio origen a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. En la misma, se afirmaba que dicha Comisión “tendrá a su cargo el fomento e inspección de las bibliotecas populares, así como la inversión de los fondos” (Ley 419, 1870) nacionales, provenientes de las asignaciones del Poder Ejecutivo, destinados a la compra de textos para desarrollar el patrimonio de estas “asociaciones particulares”, situadas en cualquier población de la República.
Esta ley se hallaba dentro del marco de un programa de reformas generales cuyo objetivo era “educar al soberano”, esto es, al pueblo, ya que Sarmiento sostenía que el acceso igualitario a la educación garantizaba el progreso que en ese momento era sinónimo de civilización. Civilizar devino primordial y se tradujo en la realización del primer censo a nivel nacional durante los doce meses iniciales de mandato. Los resultados del mismo arrojaron que un 70 % de la población era analfabeta. A esta problemática se respondió con la creación de escuelas normales, públicas, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el Colegio Militar, la Escuela Naval, entre otras acciones gubernamentales.
Desde esta perspectiva, las bibliotecas populares y públicas se convirtieron en agentes de civilización, esto es, de adquisición de cultura europea y, por consiguiente, de modelización de un tipo de ciudadano ideal para vivir en la Nación que se estaba formando. Por otra parte, las bibliotecas ya desde la Primera Junta,[1] habían sido pensadas con ese fin.
Ejemplo de esto es la Biblioteca Pública porteña, antecedente de la actual Biblioteca Nacional. Ésta hace su aparición en 1812 bajo la dirección del presbítero Dr. Luis José Chorroarín. En su “Reglamento Provisional”, donde aparecen los primeros intentos de sistematización de criterios de la práctica bibliotecaria (definición de roles y jerarquías en el personal, elaboración de índices y catálogos, pautas de comportamiento y atención, entre otros), (Parada, 2002) se puede vislumbrar que la biblioteca no es un mero “depósito” de libros sino también el archivo de las publicaciones oficiales y ámbito de sociabilidad y de intercambio de ideas (se establece que se podrá conversar y departir en los pasillos o en una habitación destinada al efecto). El autor especifica que esta institución es producto de un esfuerzo colectivo y “patriótico” de donaciones espontáneas, a la vez que una decisión que en el plano simbólico da testimonio de una determinada cultura política revolucionaria. Característica que continuaría en el imaginario de bibliotecarios, hombres de cultura, políticos como así también en la sociedad argentina misma.
No obstante, la Ley 419 se derogó en 1876, iniciando lo que Tripaldi (1998) denomina la “crisis de las bibliotecas populares” del siglo XIX. La cantidad de habitantes era cada vez mayor con la llegada de los inmigrantes y:
Lo cierto es que la escuela pública no alcanzaba a toda la sociedad. Para enfrentar ese problema fueron surgiendo, primero en los centros urbanos y después en distintas zonas rurales, las bibliotecas obreras (Corbière, 1982:6).
Estas bibliotecas obreras tomaron la posta dejada por la disminución de las populares a causa de la crisis política que evidenciaba el país hacia finales del siglo XIX. En consecuencia,
En 1895 existían sólo 58 bibliotecas de acceso público en todo el país, de las cuales apenas 3 contaban con un subsidio nacional, cuando fueron casi 200 las creadas y subvencionadas durante la vigencia de la Ley de Protección (1870-1876). En cuanto a la ciudad de Buenos Aires, sobre un total de 12 bibliotecas registradas en el Segundo Censo Nacional de Población (Capítulo VI, cuadro II) solamente 3 eran de acceso público -excluyendo la Biblioteca Nacional- las cuales se sostenían por una Sociedad ad hoc (Tripaldi, 1998:2).
Las bibliotecas populares que subsistieron durante este período casi no podían abrir sus puertas a los lectores, además de no contar con un acervo bibliográfico acorde a las necesidades del nuevo público masivo que había surgido.
Esto implicaba un gran vacío educativo respecto al momento en que fuera sancionada la Ley Sarmiento, que fue llenado por el surgimiento de las bibliotecas obreras, aquellas creadas por anarquistas, socialistas y católicos para fomentar sus ideas político culturales e integrar a los sectores populares, tarea nada fácil en una sociedad en la que el crecimiento demográfico era exponencial debido a la inmigración y la aparición, con ella, de nuevas ideologías.
Estas bibliotecas poseían características similares a las populares y fueron defendidas por personajes de la época:
El movimiento socialista se apoya en la ciencia, y ésta nos ayudará a resolver la cuestión (…) Es sabido que la única causa por la cual el pueblo trabajador no se afilia al partido socialista, y se deja explotar y humillar, es la ignorancia (…) Instruyámonos pues. Tenemos medios para eso en la BIBLIOTECA OBRERA y en la ESCUELA LIBRE (Klimann, 1898, citado por Tripaldi, 1998: 4).
Estas palabras del militante socialista Mauricio Klimann, quien fundó la Biblioteca Obrera y fue miembro de su comisión directiva, nos hacen pensar en algunas ideas de Sarmiento y de otros hombres del gobierno y la cultura respecto a la necesidad de instrucción para el progreso, en este caso, de la clase obrera. Efectivamente, ideas similares habían surgido al discutirse la Ley Sarmiento:
El medio más poderoso para levantar el nivel intelectual de una nación, diseminando la ilustración en todas las clases sociales, es fomentar el hábito de la lectura hasta convertirlo en un rasgo distintivo del carácter o de las costumbres nacionales, como sucede en Alemania y en Estados Unidos (...) es imposible obtener este resultado sin la difusión del libro, haciéndolo accesible a todas las personas, sobre todo cuando faltan las revistas, diarios y esos innumerables medios de publicidad para las ideas y los hechos que dan en otros países pábulo incesante a la vida intelectual. La necesidad de las bibliotecas se hace sentir en todas partes (Congreso Argentino, Diario de sesiones, 1870: 453).
El acceso a los libros se planteaba como una garantía de progreso para la vida en democracia y civilidad, que contribuía al afianzamiento de la Nación.
[1] Ya en los albores de la formación nacional, el primer gobierno argentino sostiene la importancia de la creación de una biblioteca nacional para la formación de los ciudadanos. Mariano Moreno en la Gazeta exhorta a “hombres sabios y patriotas” a la tarea de pensar y construir una biblioteca pública.
Entre el 10 y el 13 de noviembre de 1908 se realizó el Primer Congreso de Bibliotecas Argentinas donde ciento veintitrés de ellas discutieron sobre los temas más variados. Por ejemplo, Tripaldi (1998) menciona que realizaron recomendaciones respecto a cuestiones edilicias, organizativas, de extensión cultural, legislación específica, fomento de la lectura y autores argentinos, realización de un anuario y relación con las escuelas.
En ese mismo año, la Ley 419 volvió a tener vigencia y se reorganizó la Comisión de Bibliotecas Populares. Este organismo no sólo se dedicaría a fomentarlas sino que también las controlaría y establecería un mínimo de pautas de funcionamiento a la vez que actuaría como referente para resolver problemas de organización y financiamiento en los diferentes casos, como sugiere Tripaldi (1998).
La restitución de la Ley de Protección de Bibliotecas Populares trajo como consecuencia la posibilidad de incluir dentro de su régimen a las bibliotecas obreras, pertenecientes a las diferentes ideologías. En consecuencia, el giro más importante lo constituyó su incorporación a un régimen nacional por el que obtendrían beneficios, como lo eran los subsidios estatales. No obstante, como contrapartida, esto significaba incorporar mecanismos de control que muchas de estas asociaciones obreras no estaban dispuestas a tolerar. Por sus propuestas ofensivas contra el gobierno, que a la vez generaban desconfianza en éste, la Comisión Protectora de Bibliotecas misma comenzó a recelar de todas aquellas pertenecientes a las diferentes asociaciones, gremios, credos o ideologías que desarrollaran cualquier tipo de proselitismo, especialmente en la década del Centenario. El ejemplo más notable fue el de los anarquistas.
Este conflicto perduró durante un largo período, como puede notarse en el Reglamento de la Comisión:
En la constitución de las Comisiones Populares, como en todo lo que se refiere a las Bibliotecas, es necesario proceder prescindiendo de ideas o intereses políticos o religiosos, para mantener la institución neutral y abierta para todos (Comisión de Bibliotecas Populares, 1934: 13).
Las ideas preponderantes de la Comisión y sus miembros durante los primeros cincuenta años del siglo XX pueden resumirse en las siguientes:
1. La biblioteca popular debe cumplir el rol de agente educador y de nacionalización.
2. La biblioteca popular es un complemento de la escuela.
3. Las bibliotecas obreras son instrumentos de lucha partidaria.

El segundo momento importante de creación institucional se dio en 1986, al rediseñarse la Comisión de Bibliotecas Populares con la sanción de la Ley 23.351. Nuevamente, el gobierno incluyó cambios en el sistema de estas bibliotecas en un proyecto que contenía también algunas reformas en la universidad y la educación, con miras a disminuir el porcentaje de analfabetismo arrojado en el censo de 1980.
En los dos primeros artículos de esta última ley, se entiende como populares a aquellas “bibliotecas establecidas o que en adelante se establezcan, por asociaciones de particulares, en el territorio de la Nación y que presten servicios de carácter público” (Ley 23.351, art. 1, 1986) cuyo objetivo principal es constituirse:
En instituciones activas con amplitud y pluralismo ideológico y tendrán como misión canalizar los esfuerzos de la comunidad tendientes a garantizar el ejercicio del derecho a la información, fomentar la lectura y demás técnicas aptas para la investigación, la consulta y la recreación y promover la creación y difusión de la cultura y la educación permanente del pueblo (Ley 23.351, art. 2, 1986).
Esto implica que, todavía un siglo más tarde, las bibliotecas populares cumplen la función de civilizar, instruir y socializar a los diferentes usuarios que forman parte de la comunidad a la que sirven, tanto como lo fue en los albores de la democracia de la nación.
A lo largo de esta breve reseña histórica, hemos encontrado algunos indicios sobre la noción de biblioteca popular –opuesta a las bibliotecas privadas– cuyo término queremos precisar como:
Equivalente a la expresión inglesa "public library", [término con el cual] se designa en los países anglosajones, donde el servicio de lectura colectiva ha alcanzado un desarrollo y perfección notables, a la biblioteca libre y gratuita para todos los habitantes de una comuna, distrito o región, cuyo presupuesto se cubre total o parcialmente con impuestos públicos (Buonocore, 1976: 85, destacado propio).
Como bien puede notarse en esta definición, las bibliotecas populares o públicas han sido pensadas en los diferentes momentos de la historia como ámbitos de democracia, libre pensamiento, progreso, educación y socialización.
En relación a esta noción, no debemos dejar de lado la definición que propone la UNESCO de biblioteca pública como:
El centro local de información, brindando toda clase de conocimiento e información disponible a sus usuarios. Deben fungir como centros de actividades comunitarias culturales, complemento de la educación formal, como centros de apoyo al desarrollo intelectual de los/las ciudadanos/as y deben, asimismo, tener en cuenta el desarrollo de hábitos de lectura en la población desde niños y tener también una acción dirigida a formar en el usuario/a las destrezas y habilidades en el uso de la información (UNESCO: 1994).
Esto significa que las bibliotecas públicas son ámbitos de formación ciudadana, tanto en referencia a las competencias intelectuales como sociales. Así, en dicho manifiesto se las piensa bajo la égida de la democracia, por lo que volvemos a encontrar las ideas de civilización, educación, progreso y socialización de los integrantes de las comunidades que las conforman, como se lee en las siguientes declaraciones:
La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de los individuos son valores humanos fundamentales. Estos sólo podrán alcanzarse mediante la capacidad de ciudadanos bien informados para ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en la sociedad. La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen tanto de una educación satisfactoria como de un acceso libre y sin límites al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información.
La biblioteca pública, puerto local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de decisiones y el progreso cultural del individuo y los grupos sociales” (UNESCO: 1994).
En efecto, las bibliotecas han constituido a lo largo de su existencia, un rol socializador por excelencia como el que cumplen las instituciones educativas, que muchas veces acompañan, tanto desde los discursos institucionales como desde las representaciones sociales populares. En esta línea, encontramos en el manifiesto ya citado las principales misiones :

Referentes a la información, la alfabetización, la educación y la cultura, habrán de ser la esencia de los servicios de la biblioteca pública: 1. Crear y consolidar los hábitos de lectura en los niños desde los primeros años. 2. Prestar apoyo a la educación, tanto individual como autodidacta, así como a la educación formal en todos los niveles. 3. Brindar posibilidades para el desarrollo personal creativo. 4. Estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes. 5. Fomentar el conocimiento del patrimonio cultural, la valoración de las artes, de los logros e innovaciones científicos. 6. Facilitar el acceso a las expresiones culturales de todas las manifestaciones artísticas. 7. Fomentar el diálogo intercultural y favorecer la diversidad cultural. 8. Prestar apoyo a la tradición oral. 9. Garantizar a los ciudadanos el acceso a todo tipo de información de la comunidad. 10. Prestar servicios adecuados de información a empresas, asociaciones y agrupaciones de ámbito local. 11. Facilitar el progreso en el uso de la información y su manejo a través de medios informáticos. 12. Prestar apoyo y participar en programas y actividades de alfabetización para todos los grupos de edad y, de ser necesario, iniciarlos” (UNESCO: 1994).

Una y otra vez, el rol de la biblioteca se encuentra emparentado a la educación y a la formación ciudadana que, en esta tesis, la pensaremos en referencia a la socialización.
Asimismo, el rol social queda establecido por las directrices internacionales al explicitar que la biblioteca pública desempeña el papel de lugar de encuentro, de salón de la comunidad donde hallar información útil, desarrollar intereses recreativos y establecer contactos informales con otros miembros de la misma (Gill: 2001, 13).
Encontramos así uno de los ejes de este trabajo que es el fomento de la socialización por parte del personal bibliotecario.
Entendemos por socialización al proceso de adquisición, interiorización e integración en la personalidad del individuo, de los valores y las normas de comportamiento propios del grupo social o comunidad a la que pertenece, con el fin de posibilitar su adaptación a dicho contexto. Proceso que muchas veces es pensado como secundario pero que se torna fundamental para cualquier miembro del grupo puesto que al inculcar los elementos de esa cultura “las personas aprenden a participar efectivamente en las comunidades a las que pertenecen” (Light y Seller, 1996:107).

Como ya se ha mencionado al hablar de la historia de la CONABIP y las características de la biblioteca pública, uno de los objetivos principales, tanto de la teoría y práctica bibliotecológica, como de los planes nacionales, provinciales y municipales es la creación de ciudadanos alfabetizados por lo que, continuamente, se resalta como fundamental la formación de lectores ávidos y críticos desde la infancia.
En consecuencia, diferentes organismos públicos y privados unifican fuerzas para realizar distintas actividades que atraigan a los niños a las bibliotecas. De esta manera, ésta se piensa tanto como uno de los dispositivos de sostenimiento de la democracia como, a su vez, lugar de encuentro, aprendizaje, comunicación y socialización, apoyando tanto el ámbito familiar y comunitario, como al propio individuo en la construcción del conocimiento, de las diferentes estrategias y de los diversos lazos sociales.
Por consiguiente, los niños pueden encontrar allí integración, seguridad, autoestima y atención, especialmente si existen bibliotecarios para quienes los niños son visitantes importantísimos, usuarios a los que se trata con educación, atención y respeto. Al realizar diferentes actividades donde se comparten intereses comunes y se desarrollan vínculos de distinto tipo, los niños encuentran un ámbito de desarrollo que contribuye al sostén de la comunidad infantil participante. Las bibliotecas se constituyen como centros de socialización secundaria, como plantearían Berger y Luckmann (1968 [2001]), simbolizando determinados contenidos de ese mundo institucional que es la lectura.
Si solíamos pensar que:
La niñez era una época dorada, en la cual no cabían responsabilidades pesadas, en la que el afecto y la contención venían de los padres y permitían reunir un caudal afectivo y educativo que facilitaba enfrentarse con lo importante de la vida (Obiols, 1997: 261).

Hoy, después de la gran crisis de diciembre de 2001, existe una gran cantidad de adultos desocupados que se ven imposibilitados de brindar la ración diaria a sus hijos como lo estipula la UNICEF (2003) en su informe sobre Latinoamérica, donde señala la falta de un plan verdadero para la infancia.
En este contexto, las bibliotecas populares del conurbano bonaerense cumplen una misión social al tratar de compensar el quiebre de una sociedad que se olvida de su niñez. Consecuentemente, los escolares recurren en muchas ocasiones a estas instituciones para tomar la merienda. Lo curioso es que una gran parte permanece en ella buscando libros, revistas para sus actividades escolares o la charla del recreo.
Según la Dra. Silvia Di Segni:

La condición económica en la que vive el grupo familiar es de gran importancia. La familia está vinculada estrechamente con los fenómenos sociales que la rodean y a menudo sufren consecuencias de diversos tipos de crisis, entre ellas, las económicas; esto puede afectar seriamente la salud, como el caso de los niños que no logran obtener los nutrientes necesarios para un buen desarrollo (Di Segni Obiols, 2007:126).

De este modo, la relación que se construye entre los niños y el universo bibliotecario va más allá de las problemáticas de la práctica y la teoría bibliotecológicas.

lunes, 16 de agosto de 2010

Efectivamente, los profesionales a cargo de la unidad de información deben replantearse su rol. El papel tradicional durante los siglos XIX y XX estaba basado en la preservación de los documentos que constituían el acervo del centro que integraban. No obstante, con el desarrollo de la llamada sociedad de la información y de los nuevos soportes, el bibliotecario ha tenido que cambiar no sólo el tipo de perfil profesional sino también adquirir nuevas habilidades y, aún más especialmente, en las sociedades menos desarrolladas para que la información y la cultura puedan cumplir con los ideales democráticos que se corresponden a las propuestas de organizaciones internacionales tales como la IFLA o la UNESCO, preocupadas por el desarrollo de escenarios bibliotecológicos más equitativos.
De este modo, el rol social del bibliotecario ha sido preocupación de muchos profesionales. Ejemplos de la misma podemos encontrarlos en la siguiente selección de citas bibliográficas:

Os bibliotecarios nos países do Terceiro Mundo necessitam desenvolver um senso crítico em relação à política de informação, principalmente no que se refere à questão da transferência da informação. Não podem ficar omissos, nem alienados, absorvendo informações de modo passivo. Precisam desenvolver suas idéias e percepções, questionando o assunto, uma vez que são parte ativa desse processo (Amaral, 1995:1).

El perfil que se propone es muy ambicioso (un profesional muy bien formado en muchas y diversas disciplinas, algunas posiblemente cursadas durante sus estudios pero las más solo conseguidas a partir del aprendizaje autónomo) pero, desde un punto de vista estrictamente laboral, sólo se ofrece precariedad y un sueldo por debajo de sus prestaciones.
Además se le exigen una serie de aptitudes humanas muy específicas que deben convivir con otras comunes a toda la profesión (capacidad de comunicar, de tener un buen trato con los usuarios pero también la fortaleza emocional que exige un trabajo de estas características) (Vall-Casas, 2007:7).

El bibliotecario tiene una doble función en la promoción del cambio (educativo). Por una parte, como especialista en el tratamiento, la organización, la recuperación y la difusión de la información y como conocedor de los recursos de información destinados a los alumnos, tiene la oportunidad de crear mejores condiciones de acceso a dichos recursos y de facilitar su utilización entre la comunidad educativa, en función de las distintas necesidades. Por otra parte, como docente, enseña a utilizar correctamente estos recursos, tanto a los alumnos como a los profesores, para hacer posible la introducción de nuevos métodos de aprendizaje (Baro, 2003: 5).

La educación bibliotecológica –con raras excepciones- contempla pobremente los aspectos populares y sociales de la profesión (esto no ocurre sólo en Latinoamérica, pero quizás aquí sea más necesario, y, por ende, esta ausencia se note más) y no suele ocuparse de las bibliotecas “de trinchera”. Estas quedan en manos de profesionales que se sienten aislados, pero que luchan valerosamente por completar o mejorar su formación y por generar, con recursos casi inexistentes, servicios que respondan a las imperiosas necesidades de su comunidad (Civallero, 2006: 5).

En cada una de estas citas encontramos aspectos importantes que el nuevo bibliotecario debe contemplar: papel socializador y democrático de la biblioteca, formación continua, atención a los aspectos relacionales que muchas veces la currícula no tiene en cuenta (comunicacionales, pedagógicos, alfabetizadores, informacionales, tecnológicos, etc.).
El lugar de la biblioteca popular en la socialización de la información y en la creación de lugares de encuentro para la comunidad a la que sirve deviene fundamental para este nuevo milenio por lo que los bibliotecarios deben generar espacios de interrelación diferentes a los que usualmente aparecen en las representaciones sociales del erudito solitario acompañado por libros. La vida actual requiere de nuevos profesionales que socialicen las habilidades informacionales y promuevan la comunicación entre los lectores y visitantes de la biblioteca.
Desde su rol pedagógico, el profesional bibliotecario debe enseñar a aprender, ser el puente entre documentos, información y actividades que realiza la biblioteca y el público asistente. De este modo, convertirse en un mediador que permita a los usuarios crecer de diferentes maneras y no sólo mediante su ayuda sino aprendiendo a aprender. Así, deviene en operador cultural, promotor de los saberes de la sociedad en la cual se encuentra inserto. En efecto, el profesional deberá considerar importantes las necesidades de sus usuarios y ser creativo a la hora de ofertar actividades que permitan a la biblioteca generar un espacio público de encuentro:

Las bibliotecas están ahí para acompañar a las personas mientras crecen y para ello tienen que poner en acción, seleccionar y crear, una gran diversidad de materiales, recursos y servicios. Las preguntas de un usuario de 6 años son tan importantes como las de un profesor emérito y para poder solucionar sus necesidades se requiere el mismo rigor profesional. El primer gran reto al que se enfrenta un profesional que atienda a niños o jóvenes es su propio público. Y el primer escollo que debemos sortear, el primer peligro del que debemos salir airosos, es la tendencia a generalizar. Claro que este peligro igual lo corren los bibliotecarios que atienden a públicos de otras edades (Sánchez Tarragó, 2005: 4 - 5).

De este modo, las bibliotecas populares realizan actividades que traspasan los objetivos de fomento de la lectura y relación frecuente con los libros, como proponen organismos nacionales e internacionales, y se extienden a la socialización y consecuente desarrollo subjetivo de los infantes.
En esta línea, la presente investigación se propone aportar datos que contribuyan a conocer a la biblioteca popular como entidad socializadora. Efectivamente, se centrará en el análisis de las diferentes actividades realizadas en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de la Municipalidad de Lanús, con objeto de señalar distintos modos de creación de un ámbito que favorezca el desarrollo de relaciones interpersonales en niños de seis a diez años a través de diferentes actividades en torno a los libros y la lectura.
Estos niños van a madurar y desarrollarse a partir de la posibilidad que les brindan sus familias y comunidades educativas como también los roles sociales que juegan a partir de su vinculación en el ámbito de las bibliotecas. Así, el modo de vida social va a cobrar matices diferentes por ampliar su radio de acción a otros grupos, como en este caso, el mundo bibliotecario, una institución de la cultura.
A partir de las palabras, acciones y gestos emitidos por los profesionales bibliotecarios, los niños ingresan al mundo del libro y de las relaciones sociales. Es a través de otro que posee más conocimientos y habilidades que los infantes que pueden desarrollar, dentro de la zona proximal, sus capacidades potenciales. De este modo, la biblioteca popular como ámbito, promueve la socialización, particularmente en torno a la denominada sociedad de la información. La biblioteca es la encargada no sólo de la provisión de documentos sino también de la enseñanza y práctica de estrategias ciudadanas que, como explicita Javier Pérez Iglesias, se transforma en el principio de la actividad en la comunidad:

Para muchísimos niños, tener un carnet de la biblioteca es la primera vía para ser reconocidos como ciudadanos individualizados y la misma, un lugar donde pueden estar protegidos y cuidados a través de la vigía del bibliotecario, como lo merecen ahora estos hombres del mañana, porque el futuro es hoy (Pérez Iglesias, 1999).

I. 1. Objetivos General

El objetivo general de este trabajo es explicitar la función socializadora que lleva a cabo desde la reforma de la CONABIP en 1986[1] la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento (Lanús, Provincia de Buenos Aires), el modo en que esto contribuye a afianzar los lazos sociales y comunitarios particularmente en niños de seis a diez años y, complementariamente, su impacto en el rol tradicional del bibliotecario y la redefinición de sus funciones en nuestra cultura.

Específicos

En cuanto a los objetivos específicos:

1. Conocer los diferentes tipos de interrelación que se construyen entre los niños de seis a diez años gracias al encuentro en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de Lanús.
2. Conocer cuáles son los medios que utilizan los bibliotecarios para desarrollar los lazos interpersonales en los niños de seis a diez años.
3. Conocer cuáles son las motivaciones que se dan a los niños para concurrir a las bibliotecas populares.
4. Conocer los lazos interpersonales que se desarrollan entre los bibliotecarios y los niños de seis a diez años.
5. Conocer las nuevas habilidades y estrategias de los profesionales bibliotecarios en su rol de agentes socializadores en las actividades realizadas con niños de seis a diez años.
6. Demostrar la importancia que poseen las bibliotecas populares como agentes de socialización que incorporan en el individuo conductas, normas y formas de comportamiento que le permiten formar parte activa de la sociedad en que le ha tocado vivir.
[1] Según los datos obtenidos en una comunicación por correo electrónico con una de las bibliotecarias ya que la Institución no posee ningún estatuto.

II. La Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento

La Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento, sita en la Avenida Juan Domingo Perón 3065 de la localidad de Valentín Alsina, perteneciente a la Municipalidad de Lanús, fue fundada por los vecinos el 1 de marzo de 1918, cuando este territorio se denominaba popularmente “Pago del Riachuelo”. Según La guía de bibliotecas :

Las actividades se desarrollaban en un lugar alquilado en la calle Murguiondo al 700. A mediados del año 1931 la biblioteca pasa al local de la Sociedad de Fomento Barrial (actual domicilio), posteriormente en enero de 1946, se fusiona con la Sociedad de Fomento y Defensa Vecinal de Valentín Alsina. En la década del 80 se incorpora un telescopio refractor con montura ecuatorial. El proyecto de ampliación edilicia concretada en 1987 y 1996, transformó a la biblioteca en un importante centro cultural (2004: 363).

El 21 de junio 1991, se creó la Junta Estudios Históricos de Valentín Alsina con objeto de rescatar la memoria colectiva de dicha localidad y se la incorporó a la biblioteca.
La mencionada biblioteca, que se encuentra en la zona céntrica, desarrolla sus actividades en el horario de lunes a sábado de diez a veinte. Entre las mismas no sólo se destacan las documentales sino también una gran oferta de talleres y cursos para diferentes edades, como por ejemplo, idiomas (inglés, francés, italiano y portugués), clases de apoyo en ciencias matemáticas, talleres literarios, guitarra, plástica para niños de 4 a 13 años y para adultos, comics y caricaturas, astronomía, informática, manualidades, decoración de interiores, construcción de obra y estilos del mueble, yoga, danzas nativas, árabes, tango, ritmos caribeños, ajedrez, teatro para adultos, coro. Asimismo, se realizan ciclos de cine histórico, exposiciones de fotografías, pinturas y esculturas. Por otra parte, existe el Grupo Orión que, además de coordinar el taller de astronomía, realiza colectas solidarias destinadas a ayudar a comedores escolares, hospitales, escuelas y jardines maternales. Según la presidenta de la unidad de información, Gabriela Szymuda, durante “la primera campaña que hicimos reunimos más de 1000 juguetes” (La Ciudad, 2005: 1).
Su acervo cuenta con 23000 volúmenes, 900 volúmenes para niños, 990 revistas, 1000 videos y otros formatos nuevos de almacenamiento de información como los CD ROM.
Se reciben 5610 usuarios por mes, existiendo 1801 socios y dos bibliotecarios.
Se encuentra en un barrio donde solía haber grandes fábricas especializadas en metalurgia, parte del cordón industrial que las reiteradas crisis del país han disuelto.
La biblioteca deviene punto de referencia para los jóvenes estudiantes secundarios y primarios al reunir a niños y adolescentes en busca de material escolar, como también para el resto de la comunidad. Así lo explicaba el intendente lanusino, Dr. Darío Díaz Pérez, en el Tercer Congreso del Pago del Riachuelo, organizado por la Junta de Estudios Históricos de Valentín Alsina:

Las bibliotecas no son sólo para concurrir a leer, son un faro, alrededor de ellas seguramente se están formando mejores personas porque son un espejo de los principales valores que genera la comunidad, con los que pelear por las cosas que nos hacen superarnos (Municipio de Lanús, 2008:1).


Esta frase resume de cierto modo las políticas en las que se inscribe el trabajo de la biblioteca ya que en el municipio existen diferentes secretarías de gobierno que atienden las necesidades de la comunidad. Por otra parte, se puede observar la idea de biblioteca y educación como fuentes para la modelización ciudadana ya que sigue la misma línea del pensamiento de las generaciones fundadoras de la Nación que entendían la educación como clave del progreso.
La presidenta de la biblioteca comentaba en 2005 que:

El año pasado se realizó el Congreso Internacional sobre Bibliotecas e Información (IFLA) en nuestro país organizado por ABGRA, la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina. En dicho congreso la Biblioteca Sarmiento fue nombrada como un ejemplo de biblioteca popular (…) lo que más les llamaba la atención a los visitantes era la manera en que se sostenía la institución: por aportes de los socios. Es un hecho único en el mundo, en otros países no se conoce la denominación “biblioteca popular” (La Ciudad, 2005:1)


Nuevamente, podemos observar la importancia institucional que las diferentes autoridades del Municipio otorgan a esta biblioteca popular, tanto por sus fundamentos informacionales y sociales como por la vigorosa acción que se lleva a cabo en sus instalaciones.

La metodología utilizada en la realización del presente trabajo puede sintetizarse del siguiente modo: los datos fueron recolectados mediante observaciones del trabajo de las bibliotecarias con los niños como también a partir de entrevistas a niños y personal de la biblioteca. Por otra parte, se realizó una investigación sobre el estado de la cuestión que permitiera situar de manera más novedosa este trabajo. Se encontró una posibilidad de estudio no demasiado investigada, con excepción de los trabajos sobre promoción de lectura en su mayoría y alguno sobre promoción cultural en la biblioteca. No se encontraron investigaciones desde el marco vigotskiano.
Las observaciones y entrevistas se realizaron a partir de la confección de una guía y dos cuestionarios, uno para niños y otro para bibliotecarios a partir de la hipótesis y de los objetivos que se manejaron en la investigación.
Ambos instrumentos buscaron ser simples para la comprensión de los entrevistados y prácticos para seleccionar e interpretar los datos obtenidos. Por consiguiente, se optó por la modalidad estructurada y directa en las entrevistas mientras que si bien se prefirió estructurar ciertos aspectos en las observaciones, los ítems eran más abiertos a lo que pudiera ocurrir. Se asistió aleatoriamente a las observaciones aunque sí se advirtió sobre la investigación y se pidieron los permisos correspondientes. En cuanto a la entrevista a la bibliotecaria, se concertó una cita con anticipación para disponer del tiempo necesario.
Los entrevistados, su mayoría eran niños entre seis y diez años por lo que se ajustaron las preguntas a la madurez y desarrollo de los mismos con objeto de producir el menor ruido posible en la comunicación con dicha población. Las preguntas se centraron en obtener información sobre la asistencia, asiduidad, tipo de relaciones establecidas y tipo de actividades realizadas.
Por otra parte, se realizó una entrevista al profesional bibliotecario de la unidad de información para indagar en el rol, actividades, estudios que éstos desarrollan con objeto de conocer cómo son pensadas las diversas actividades respecto a la socialización y a la mediación necesaria para que pueda producirse este proceso.
En cuanto a las observaciones, se buscó en un primer momento atender a los datos más llamativos respecto a cuestiones de orden edilicio, mobiliario, administrativo, del acervo bibliográfico y tipos de actividades. Luego, se realizó una guía con objeto de analizar más específicamente el tipo de actividades propuestas por el personal bibliotecario a los niños y sus efectos en las relaciones.
Todos estos instrumentos se encuentran en el ANEXO 1 del PDF del libro en el CD.
Se realizaron diversas visitas a la biblioteca.
En primer término, se asistió durante los años 2007 y 2008 tres veces para la realización del proyecto de investigación, donde se registró la actividad de los bibliotecarios como agentes mediadores en el aprendizaje de habilidades informacionales y sociales en niños de seis a diez años. En el mes de mayo de 2007, se observó un cumpleaños realizado a una de las usuarias en la misma biblioteca donde participaron tanto los niños concurrentes como el personal bibliotecario. En el mes de julio se realizó otra visita exploratoria con el fin de desarrollar la idea de este trabajo de investigación. Luego, se reformuló durante el año 2008 y para ello se volvió a concurrir a la institución.
Durante el proceso de recolección de datos, se realizaron cinco visitas a la unidad de información con objeto de indagar a partir de los propios usuarios y bibliotecarios. Se visitó en dos tandas horarias, dos veces durante la mañana y tres durante la tarde, puesto que los niños concurren mayormente en este último horario.
En la primera visita, realizada en el día 14 de febrero de 2009 en el horario de 11 a 13 horas (Observación 1, ver ANEXO del PDF del libro en el CD. 2 ), se tomaron datos sobre el mobiliario y servicios que brinda la biblioteca. La misma se encuentra dentro del Centro Cultural Sarmiento de Valentín Alsina. Dicha unidad de información posee buena iluminación y un espacio suficiente para la realización de sus actividades. Se pudieron contar nueve mesas y treinta sillas, seis computadoras, una impresora, una fotocopiadora (cobran 15 centavos la copia) y una alarma en la sala dedicada al público adulto mientras que en la infantil, hay treinta almohadones y tres mesitas. En cuanto a la impresión general es de mucho movimiento y asiduidad de usuarios de distintas edades.
Durante las dos visitas siguientes, el 21 de marzo y el 10 de abril del mismo año, se realizaron los cuestionarios a los usuarios niños (Ver ANEXO 2 del PDF del libro en el CD.). En las mismas se obtuvo información de un total de 24 entrevistados (considerando que 30 es el número estimado por los profesionales como los más frecuentes), 15 en la primera fecha y los otros 9 en la segunda.

Se realizaron un total de 24 entrevistas, 6 a niños de seis a ocho años y 18 a niños de 8 a 10 años, 16 niñas y 8 niños que concurren a la institución por la tarde.
A la biblioteca concurren con la mamá un total de 14 niñas; con los hermanos, 4 niñas; con amigos 5 niños; con compañeros del colegio, 2 niños.
Los motivos por los que concurren a la unidad de información son para hacer deberes (24 entrevistados), para hacer deportes (16 entrevistados), para escuchar cuentos (19 entrevistados), para cantar (5 entrevistados) y para jugar (4 entrevistados).
En cuanto a las actividades preferidas realizadas en la biblioteca son: el taller de títeres (19, 12 niñas y 7 niños) y los deportes (12 entrevistados, 6 niños y 6 niñas).
De los entrevistados, 12 niñas festejan el cumpleaños en la biblioteca.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de establecer relaciones de amistad con otros concurrentes a la biblioteca, 10 entrevistados (9 niñas y 1 niño) contestan que han hecho muchos amigos, otros 10 entrevistados (5 niñas y 5 niños) han hecho algunos amigos y 4 entrevistados (2 niñas y 2 niños) consideran que han hecho pocos amigos.

En la visita del 24 de abril de 2009, realizada de 11 a 13 horas, (Observación Nº 2, ver ANEXO 2 del PDF del libro en el CD. ) se observó a la bibliotecaria Adriana en sus actividades con los chicos que concurrieron ese día.
Al llegar con sus madres, los niños saludan con un beso a la bibliotecaria y la llaman por su nombre o le dicen “señorita” como también empiezan a saludarse y conversar.
Ella ayuda a buscar los libros en estanterías abiertas, preguntando, explicitando y explicándoles a los pequeños usuarios sobre libros, ubicaciones, modos de búsqueda de los materiales a su disposición.
En la entrevista a la misma bibliotecaria, realizada posteriormente, el 27 de abril de 2009, Adriana afirma que si bien no se realizan estadísticas, al menos 30 niños entre seis y diez años concurren al mes. En su mayoría lo hacen todas las semanas a la institución y, en algunos casos, cada quince días.
Asimismo, asevera que el motivo por el que concurren a la biblioteca casi todos los chicos es “por las actividades realizadas en la misma y para poder hacer las tareas escolares” (Entrevista Nº 1: 67 del PDF del libro en el CD.).
En cuanto al tipo de actividades en las que intervienen los chicos y son consideradas de utilidad para el estrechamiento de los lazos interpersonales, Adriana menciona actividades de promoción de la lectura, y aquellas orientadas al arte y a la comunidad.
Con respecto a la preparación profesional de los bibliotecarios, manifiesta que el haber cursado estudios de magisterio y además ser historiadora contribuye al afianzamiento de las relaciones interpersonales de los niños entre seis y diez años de edad (Entrevista Nº 1: 67 del PDF del libro en el CD.).
Entre las principales funciones del bibliotecario destacadas por la entrevistada, remarca en primer lugar “el desarrollo de las relaciones con la comunidad” y la de “puente entre los libros y las personas como también la de gestor de conocimientos” (Entrevista Nº 1: 68 del PDF del libro en el CD.).
Las actividades que comparte la entrevistada con niños que frecuentan su servicio van desde las comunitarias, escolares, de intercambio de información, artísticas, recreativas, hasta las deportivas (Entrevista Nº 1: 68 del PDF del libro en el CD. ).
En cuanto a las actividades que la biblioteca gestiona en su edificio y en las afueras pueden mencionarse las siguientes (ver ANEXO 3 del PDF del libro en el CD. para imágenes ):
Los libros se escapan a la plaza. Es realizada por una de las bibliotecarias de la institución, una maestra de una escuela cercana y una historiadora. Durante la misma se llevan unos almohadones y un carrito con libros y juegos, conseguidos gracias a un subsidio de la CONABIP, a una plaza en las cercanías. Previamente, se invita a los colegios de la zona a la actividad, que se realiza dos veces al mes en el horario de 11 a 12. 30 horas.
La biblioteca y el barrio. Esta actividad se efectúa conjuntamente con la Universidad de Lanús. En la misma se programan diferentes films para ver y discutir. Un ejemplo es la programación de octubre de 2008: el Ratón Pérez para niños, el Martín Fierro para adultos, etc.
Funciones de teatro, títeres y eventos de narración. Se realizan representaciones de títeres con la participación de los usuarios y sus familias. Por ejemplo, el año pasado se realizó el Quijote. Por otra parte, se invita a las escuelas de la zona a participar de estos eventos realizados ocasionalmente.

III. Encuentros en la Biblioteca: Un puerto local hacia la vida en comunidad

De las observaciones y entrevistas realizadas, surgen diferentes modos de interrelación construidos entre los niños de seis a diez años gracias al encuentro en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de Lanús. Entre ellos podemos mencionar una variedad que va desde el compartir una sala de lectura o un taller de extensión hasta el festejo de cumpleaños dentro de la misma o la invitación fuera de sede. En efecto, de los 24 niños entrevistados, la mayoría, 20 de ellos, aseveró haber establecido relaciones de amistad con muchos o algunos amigos de manera pareja para cada ítem establecido.
En la observación, se reparó en que las relaciones con la bibliotecaria eran estrechas, de confianza y con cierto afecto, en tanto que entre los niños se notó la posibilidad de compartir conocimientos, conversaciones, experiencias, etc., especialmente diversas actividades relacionadas con la lectura y la extensión cultural, en las que participan de ciertos códigos, ciertos modos de proceder en la búsqueda de libros, que los unen.
Las bibliotecarias se encuentran formadas en carreras docentes, como historia o el profesorado de primaria, que les brindan herramientas para establecer ciertas directrices y explicaciones que pueden compartir entre todos. De este modo, en la observación pudo notarse cómo las indicaciones y respuestas modelizan una manera de comportarse en la biblioteca socialmente de la que participen los usuarios infantiles.
Las modalidades observadas fueron las siguientes: preguntas a todos los participantes de la actividad, explicaciones compartidas, muestra de acciones correctas en el uso de los libros y demás materiales.
Asimismo, el uso de mobiliario especial (almohadones y mesa común) beneficia la formación de grupo, puesto que es una de las técnicas más recomendadas por los psicólogos y pedagogos para el trabajo conjunto. Esto beneficia el diálogo y la imitación por parte de los integrantes.
En cuanto a las fotografías del ANEXO 3 del PDF del libro en el CD. , puede observarse cómo los niños se desenvuelven conjuntamente gracias al espacio abierto que brinda la plaza.
El principal motivo por el que los niños concurren a la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento es el de realizar tareas escolares como lo demuestra el 100 % de los entrevistados. Las siguientes motivaciones mencionadas son: escuchar cuentos (79 %), practicar deportes (66 %), cantar (21 %) y jugar (16 %).
Por su parte, las bibliotecarias explican que los niños concurren tanto por las actividades que se realizan en la biblioteca para el público infantil como para realizar tareas escolares, coincidiendo con lo que explicitan los mismos usuarios.
Es evidente que el establecimiento de relaciones de confianza y cordialidad, tanto entre profesionales y público infantil como entre los propios niños, otorga continuidad a las visitas a la biblioteca, como así también por ser un centro de actividades culturales para todas las edades, de gran importancia comunitaria.
Entre los niños de seis a diez años se desarrollan relaciones interpersonales de gran eficacia y duración ya que comparten tareas escolares, artísticas, deportivas, de lectura con los profesionales de la biblioteca, tanto afuera como dentro de la institución en las que, muchas veces, participa el resto de la familia del usuario. Un ejemplo puede verse en las imágenes que figuran en el ANEXO 3 del PDF del libro en el CD. donde los niños se encuentran en la plaza con las bibliotecarias o en la caravana por las calles de Valentín Alsina y en la representación de títeres “La Quijoteada”, realizada en el 2008.
El rol del bibliotecario se redefine a partir del objetivo primordial de relacionarse con el grupo social, dejando de lado la función tradicional de catalogación y clasificación del acervo para otorgar estrategias informacionales, comunicativas y comunitarias a los usuarios infantiles. Efectivamente, estos profesionales desarrollaron diferentes métodos relacionados con su formación pedagógica del tipo explicativo, mediador y sugestivo, siendo los puentes entre el conocimiento no sólo informacional sino también socializador para estos usuarios.
Nuevamente, debemos mencionar la estrategia en lo que al mobiliario se refiere adaptado para ellos, que es cómodo y propicio para establecer relaciones más fluidas entre los mismos y entre éstos y los profesionales.
Por otra parte, debemos mencionar la importancia que el Municipio de Lanús le otorga a las actividades comunitarias a través de los planes específicos para la integración de los niños a la sociedad como un respaldo institucional y político a la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento.Desde su creación, las bibliotecas populares han sido agentes importantes para la comunidad a las que pertenecen. Si bien los objetivos más notorios de un comienzo fueron los de educación para el progreso y la democracia, las actuales tendencias bibliotecarias de desarrollo de funciones sociales han contribuido a la reformulación de los proyectos para que actúen como lugar de encuentro entre los usuarios. Se han constituido en verdaderos agentes de socialización que incorporan en ellos un crisol de normas que van desde cómo encontrar un libro o dónde obtener determinada información hasta la importancia del saludo, el tratamiento cordial, el desarrollo en grupos sociales diferentes a la familia y la formación como público espectador de producciones artísticas, entre otras. De esta forma, permite a sus usuarios formar parte activa de la comunidad en la que viven

IV. 1. CONCLUSION: Socializacion

Tanto desde la psicología sociohistórica como desde una parte de la sociología, se hace hincapié en la necesidad de la interacción comunitaria para constituir a los individuos sociales. De este modo, la interrelación promueve a los mismos a adquirir ideas, normas, valores, lenguaje, pautas de conducta que se van formando en el ejercicio recíproco con otros, facilitando su inserción en diferentes grupos sociales.
Ciertamente, coincidimos en que:

La socialización crea individuos que forman una comunidad humana, es decir, a través de la socialización aprendemos a vivir dentro de un grupo, a ser miembros competentes de la sociedad en la que hemos nacido y crecido, el proceso logra que los individuos se adecuen al orden social. Del mismo modo se plantea que una sociedad se replantea a sí misma en una nueva generación, mediante este proceso los valores y tradiciones del pasado continúan y perpetúan, proporcionando a la sociedad una continuidad en el tiempo (Light y Seller, 1996:108).

Por su parte, la sociología del conocimiento, especialmente desde la perspectiva de Berger y Luckman (1968 [2001]), entiende la realidad humana como realidad construida socialmente y piensa la existencia de la sociedad tanto desde lo objetivo como desde lo subjetivo en una constante dialéctica, entre tres momentos: externalización, objetivación e internalización. Participar de este interjuego dialéctico implica estar en una sociedad determinada. No obstante, el individuo sólo nace con una predisposición hacia la socialidad y luego se convierte en un miembro de esa sociedad. Para ello, el individuo recorre un camino que comienza con el proceso de internalización, es decir,

La aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una manifestación de los procesos subjetivos de otro que, en consecuencia, se vuelven subjetivamente significativos para mí (Berger y Luckmann, 1968 (2001): 164-165).

De este modo, el individuo asume como propios los significados y las definiciones que rigen la vida de los otros significativos, que mediatizan el mundo para él, modificándolo en el curso de esa mediatización.
Por consiguiente,

Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de internalización puede considerárselo miembro de la sociedad. El proceso ontogenético por el cual esto se realiza se denomina socialización, y, por lo tanto, puede definirse como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él (Berger y Luckmann, 1968 (2001): 164-165).


Estos autores dividen al proceso de socialización en socialización primaria y socialización secundaria. La primaria es la que el individuo recibe por primera vez y por la cual se convierte en miembro de la sociedad. Por otra parte, la socialización secundaria es cualquier proceso posterior que permite al individuo ya socializado conocer y relacionarse con nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad que se conforman a partir de instituciones.

De este modo, se puede afirmar que “la socialización primaria suele ser la más importante para el individuo, y que la estructura básica de toda socialización secundaria debe semejarse a la de la primaria” (Berger y Luckmann, 1968 (2001): 166).
Cada individuo nace dentro de una estructura social en la cual encuentra a los otros significativos que están encargados de su socialización y que son los más cercanos. Seleccionan aspectos del mundo según la situación que ocupan dentro de esa estructura y también de sus idiosincrasias individuales, biográficamente arraigadas. Asimismo, son aquellos que mantienen la realidad subjetiva de un individuo. Dentro de estos primeros otros significativos, encontramos la familia como punto de partida en este proceso, la que deviene el mejor vehículo para la transmisión de valores emocionales, personales y grupales. Por consiguiente, en la familia el niño aprende el control biológico básico –limpieza, inhibiciones sexuales, alimentación etc.- siente protección y es favorecido por la intimidad afectuosa y los sentimientos de amor y admiración.
De los datos que poseemos a partir de esta investigación, tanto de las observaciones como de las entrevistas realizadas, podemos pensar a la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de Valentín Alsina como un agente de socialización para los niños de seis a diez años que concurren a la misma. En efecto, esta institución presenta un contexto de camaradería y afecto y permite la generación de ciertas costumbres, usos, modalidades y significados compartidos por el ámbito comunitario y cultural propio de la misma. Así, el proceso que transcurre es el de socialización secundaria en términos de Berger y Luckmann (1968, 2001) puesto que los usuarios son iniciados, interiorizan y ejecutan ciertas modalidades específicas del universo bibliotecario pero también de la comunidad en la que están integrados. Un ejemplo de ello es el festejo de cumpleaños y el poder realizarlo en un entorno de conocidos, de amigos que no necesariamente se da en todas las culturas sino que es un comportamiento particular de la que integran.
Por otra parte, al realizar diferentes actividades de extensión, este público infantil se construye en tanto seres sociales que practican una determinada rama artística, son espectadores de obras de títeres o teatro según ciertos modelos compartidos, se maquillan de una determinada manera, cantan o realizan deportes según las posibilidades y modelos que brinda la comunidad. En síntesis, se socializan de ciertas formas, ampliando y dialogando con lo aprendido en sus familias durante la socialización primaria.

IV. 2. Algunas Ideas de la Psicologia Sociohistorica

Estas ideas sociológicas pueden entramarse con las propuestas de la psicología sociohistórica. Se denomina de este modo a la perspectiva teórica de Lev Vigotsky, definida a partir de tres características principales: instrumental, histórica y sociocultural. En primer término, es una mirada instrumental ya que Vigotsky elabora su teoría en Rusia a partir de los postulados del materialismo histórico en tanto que considera al hombre como un ser activo que opera y transforma su medio con la utilización de instrumentos, desarrollados a partir de la herencia histórica y la historia colectiva. Estos pueden dividirse en dos tipos, las herramientas, que actúan directamente sobre la realidad, y los signos, que representan internamente esa realidad. Consecuentemente, herramienta y signo se diferencian en el modo en que orientan la actividad humana.
Por una parte, la herramienta se encuentra externamente orientada ya que tiene la función de servir de conductor de la influencia humana en el objeto de la actividad y debe conducir cambios en los objetos. Por su parte, el signo no modifica nada en el objeto sino que está internamente orientado, más bien, se trata de un medio de actividad interna que aspira a dominarse a sí mismo. No obstante, el dominio de la naturaleza y el de la conducta están sumamente relacionados ya que la alteración de la primera por parte del hombre altera a su vez su propia naturaleza. El uso de medios artificiales cambia fundamentalmente todas las funciones, al tiempo que la utilización de herramientas ensancha de modo ilimitado la serie de actividades dentro de la que operan las nuevas funciones psicológicas. Y es en este sentido que podemos hablar de función psicológica superior o conducta superior, al referirnos a la combinación de herramienta y signo.
El autor plantea que los procesos psicológicos superiores, es decir, la percepción, la memoria, el lenguaje y el pensamiento, distinguen al hombre de los animales y no pueden ser entendidos mediante un esquema de estímulo, respuesta que había propuesto Iván Pavlov entre los años 1890 y 1900. Asimismo, estos procesos regulan la acción voluntaria del ser humano, superando su inicial dependencia del entorno. Además, pueden automatizarse y son el resultado de mediatizaciones, especialmente la semiótica. De este modo, Vigotsky postula que los procesos psicológicos superiores se originan en la vida social, esto es, en la participación de las personas en las actividades compartidas con otro y propone analizar el desarrollo de dichos procesos psicológicos a partir del de internalización de prácticas específicas que tienen lugar en un contexto social (Vigotsky, 1988).
Por otra parte, nuevamente las influencias del marxismo aparecen al considerar al hombre como un ser histórico y social, ya que en las relaciones con otros hombres constituye su cultura y se convierte en sujeto de la misma. A través de las relaciones interpersonales, el nuevo miembro aprende a interpretar correctamente el mundo que lo rodea gracias a la mediación de otros miembros más competentes de la especie. Los cambios en las sociedades implican cambios en las costumbres humanas, por lo que la teoría es sociocultural.
Ejemplo de esto podemos encontrarlo en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de Valentín Alsina al observar que el bibliotecario reúne a los niños y da explicaciones, permite las preguntas, sugiere modos y objetos que pueden ayudarlo a aprender estrategias y habilidades informacionales y comunitarias. También, en las actividades realizadas en la comunidad existen otros significativos culturalmente que construyen lugares, modos de representar, comportamientos que son interiorizados por los niños.
Esto último nos lleva a desarrollar algunos conceptos esenciales de la teoría vigotskiana.
En primer término, Vigotsky piensa que los procesos psicológicos del ser humano tienen un origen social. A partir de esta tesis, este autor ruso plantea lo que se conoce como la ley de la doble formación. La misma explica que en el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: en un primer momento, a nivel social, y más tarde, a nivel individual, esto es, primero, entre las personas de una cultura, interpsicológicamente, y después, en el interior del propio niño, a nivel intrapsicológico.
Esto implica un proceso que este autor denomina “internalización”, es decir, la reconstrucción interna de una operación externa. Este proceso supone una serie de transformaciones, que se pueden dividir en dos momentos: 1. Una operación que inicialmente representa una actividad externa se reconstruye y comienza a suceder internamente; 2. Un proceso interpersonal queda transformado en otro intrapersonal. El proceso, aún siendo transformado, continúa existiendo y cambia como una forma externa de actividad durante cierto tiempo antes de internalizarse definitivamente.
La internalización de las formas culturales de conducta implica la reconstrucción de la actividad psicológica en base a las operaciones con signos. Los procesos psicológicos, tal como aparecen en los animales dejan de existir, se incorporan al sistema de conducta y se desarrollan y reconstruyen culturalmente para formar una nueva entidad psicológica.
Como se explicaba anteriormente, Vigotsky hace hincapié en la importancia de las mediatizaciones sociales por las que el niño aprende los significados importantes para poder actuar en determinada cultura. Así, este autor se interesa en la diferencia entre desarrollo y aprendizaje a partir de otro concepto fundamental en su teoría como lo es la zona de desarrollo próximo, esto es, la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, establecido a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con un compañero más capaz. Es decir que, para este autor, existe una diferencia entre las siguientes posibilidades:
· Nivel de desarrollo real, es el que se da cuando las actividades las realiza uno mismo de manera independiente.
· Nivel de desarrollo potencial, es aquel que queda en evidencia cuando se necesita de la ayuda de otra persona más capaz, pero finalmente uno puede lograr la realización de dicha actividad de manera independiente
· Zona de desarrollo potencial, es la que ocurre en medio de los dos niveles anteriores y en la que establecen relaciones (Vigotsky, 1988).

Esto puede ser comprendido en el siguiente diagrama:
Fig. 1. Esquema de las posibilidades del desarrollo de un niño gracias a la ayuda de otro social. La zona de desarrollo real gracias al espacio creado junto a otro o zona de desarrollo próximo permite llegar a la zona de desarrollo potencial.



De este modo, el proceso de aprendizaje estimula y hace avanzar el proceso de maduración, como lo explicita este autor:

Nosotros postulamos que la ZDP es un rasgo esencial del aprendizaje, es decir que el aprendizaje despierta una serie de procesos evolutivos internos capaces de operar sólo cuando el niño está en interacción con las personas de su entorno y en cooperación con algún semejante. Una vez que se han internalizado estos procesos se convierten en parte de los logros evolutivos independientes del niño (Vigotsky, 1988).

El cambio cognitivo se produce en esa zona, considerada tanto en términos de la historia evolutiva individual como en los de la estructura de apoyo creada por los demás y por las herramientas culturales propias de la situación. Desde el punto de vista metodológico este cambio puede observarse cuando los niños atraviesan la zona en cuestión o se desenvuelven en su marco.
El rasgo esencial de esta posición teórica es la noción de que los procesos evolutivos no coinciden con los procesos del aprendizaje, sino que el primero va “a remolque” del segundo. En este contexto la tradición que afirma que, cuando el niño asimila el significado de una palabra o domina una operación, sus procesos evolutivos se han realizado por completo. Esto entra en contradicción con la postura vigotskiana: para este autor, de hecho, recién han comenzado.
La zona de desarrollo próximo (ZDP) constituye un sistema funcional fundamental para el cambio cognitivo. La educación, que es el motor del aprendizaje, actúa en esta zona fomentando las relaciones existentes entre desarrollo, educación y aprendizaje. Como consecuencia de las interacciones que se producen en la ZDP, es probable que se modifique la organización de las funciones psicológicas que penetra en el niño.
Colocar el origen del cambio cognitivo en el mundo social no supone que el niño adquiera simplemente una copia del saber cultural mediante un proceso de transmisión directa. Vigotsky hace hincapié en poner los orígenes del conocimiento en las interacciones sociales en las que participa.
Retomando algunos de estos planteos vigotskianos, Jerome Bruner, uno de los psicólogos más reconocidos actualmente, plantea el desarrollo del habla a partir de una serie de formatos en las relaciones del infante con quien esté más próximo y cuide de él (sea ésta la madre o no). Así, explicita que:

La comunidad lingüística arregla los encuentros de habla de manera que a los jóvenes aspirantes al habla se les ocurra cómo hacer claras sus intenciones comunicativas y cómo penetrar en las intenciones de los otros. El vehículo principal de este apoyo es el formato, las situaciones pautadas que permiten al adulto y al niño cooperar para seguir adelante en el lenguaje (Bruner, 1985, 1996: 15).

De esta manera, el contexto ayuda al niño en la adquisición del habla a partir de los formatos de petición y referencia. Efectivamente, Bruner sostiene que el bebé, para lograr sus fines, tiene como principal “herramienta” a otro ser humano y parece tener una capacidad de interacción social mayor que cualquiera de los monos más evolucionados.
Nos interesa este planteo para analizar el tipo de interacción que sucede en la biblioteca entre los niños y el personal bibliotecario.
El bibliotecario es el otro que introduce a los niños en las experiencias culturales del libro y las actividades de extensión, permitiendo el desarrollo de comportamientos socialmente establecidos dentro de la institución como también modos de conocimiento, acción, representación. Esto significa que es el mediador necesario para establecer una zona de desarrollo proximal que permite llegar al desarrollo potencial del niño.
El instrumento que utiliza es el lenguaje oral pero también hace uso de otros modos de comunicación como la gestualidad a través del señalamiento siendo un puente o andamiaje necesario para que el niño pueda desarrollar habilidades y conocimientos valorados socialmente.
Efectivamente, además de estos conocimientos de carácter informacional, los usuarios infantiles desarrollan modos de comportamiento y sociabilidad que son interiorizados en la biblioteca gracias a la relación con los bibliotecarios así como también con los otros usuarios. De esta manera encontramos que estos niños comparten actividades culturales y comunitarias gracias a poseer un lugar de encuentro que permite su desarrollo como seres sociales: festejo de cumpleaños, deportes, lectura y comentario de textos, narraciones orales, etc.
La biblioteca es considerada por diversos agentes comunales como un puente para fomentar los valores comunitarios y conseguir el cambio social, como lo podemos notar en las palabras del intendente lanusino. Asimismo, las autoridades de la biblioteca reconocen el importante rol que juegan ésta y el bibliotecario para afianzar los lazos comunitarios y el desarrollo de cada individuo a partir de las normas, comportamientos y valores culturales.

IV.·3.Un puente para el desarrollo de lazos cominitarios: viejas ideas para nueva acciones

Las bibliotecas populares nacen de las necesidades de una comunidad no sólo de poseer un acervo de información sino también de posibilitar las discusiones e intercambios en un lugar de reunión. En efecto, la legislación vigente desde 1986 explicita su carácter plural y activo con el fin de garantizar la recreación, la difusión y la producción cultural y el acceso a la información (Ley 23.351, art.2, 1986) como también el establecimiento de los lazos comunitarios a la usanza del siglo XIX en las bibliotecas obreras y públicas, como lo establecen las directrices de los organismos internacionales (UNESCO, 1994).
Estos “puertos locales” de reunión generan un cambio importante en el rol tradicional del profesional bibliotecario que no sólo implica el desarrollo en el área de las nuevas tecnologías sino también en la de servicios ofrecidos a los usuarios. Ya no sólo es un catalogador y clasificador como traza la representación social más tradicional, sino que es un gestor de conocimientos, habilidades y estrategias informacionales, comunicacionales y comunitarias. Su rol ha devenido mucho más activo y generador. Efectivamente, es un mediador cultural que permite, en el caso de los niños, el desarrollo de sus habilidades sociales dentro de la comunidad.
Estas ideas se desprenden de las observaciones y entrevistas realizadas en este trabajo de campo en la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de Valentín Alsina, Municipalidad de Lanús.
Gracias al encuentro en dicha institución, así como a las acciones del bibliotecario, los niños de seis a diez años desarrollan relaciones de amistad y camaradería, leyendo de a dos o en grupo, haciendo las tareas escolares, festejando los cumpleaños, encontrándose durante los talleres dictados por extensión cultural –deportes, maquillaje, inglés, narración de cuentos, canto, arte- y en los espectáculos –como “La Quijoteada”- y organizados en actividades –como “Libros a la plaza”, actividades de invierno- por la unidad de información.
Los profesionales bibliotecarios intervienen como andamios para que el desarrollo informacional y social de estos niños se efectúe: son los mediadores de la cultura comunitaria que explican, sugieren, responden las preguntas y les permiten crecer y socializarse. Son los encargados de posibilitar la zona de desarrollo próximo que facilita a los niños construirse como seres sociales de esta comunidad en la que habitan según sus particulares prácticas. De esta manera, interiorizan normas, comportamientos y valores que ven en los bibliotecarios como también en los otros niños y usuarios que concurren a la institución.
Al respecto, es interesante comparar el trabajo que realizan estos profesionales con lo que postula Jerome Bruner de los formatos a partir de los que los bebés aprenden a hablar y que siguen usando a lo largo de la vida. En la entrevista, la bibliotecaria plantea que las principales acciones que realiza con los niños son de explicación, sugerencia, señalamientos, respuestas a sus preguntas. Esto permite a estos usuarios ir interiorizándose en los modos de conocer y significar el mundo de este sector particular que es el universo de la biblioteca. A su vez, a través de estos formatos, el público infantil adquiere comportamientos, normas y valores de la comunidad (cultura en términos vigotskianos) a la que pertenece.
Tanto los niños como la bibliotecaria estuvieron de acuerdo a la hora de elegir los motivos por los cuales los primeros concurren a la biblioteca. Por una parte, el aspecto más tradicional que es la necesidad de realizar las tareas escolares, o sea, el uso de la biblioteca desde el aspecto informacional. Por otra, las actividades (recreativas, comunitarias, deportivas, artísticas) organizadas por dicha unidad de información que permiten establecer relaciones con los otros culturales (bibliotecarios, otros niños, otros usuarios) en las diferentes ofertas que promueve la biblioteca.
Podemos pensar que la biblioteca actúa como un agente socializador reconocido por las autoridades municipales, como un lugar para desarrollar valores y comportamientos sociales, esto es, una zona intermedia para el desenvolvimiento de los usuarios y la interiorización de ciertas modalidades, prácticas y valores de la comunidad.
En esta socialización secundaria, los niños encuentran en los bibliotecarios otro cultural (un ser diferente a ellos que pertenece a la misma cultura y ha practicado sus normas, comportamientos y valores y se los puede trasmitir) que les permite aprender nuevas maneras sociales de comportarse, respetar otras normativas y ampliar los valores aprendidos en la familia. El bibliotecario es casi una segunda mamá, una maestra, otro que ayuda a estos niños a desarrollar ciertas pautas sociales que van interiorizando y así lograr la pertenencia a ese universo de la cultura. Esto se debe probablemente al establecimiento de lazos afectivos y de camaradería y al compartir los espacios y actividades no sólo con los otros usuarios y familias sino también con la bibliotecaria que recrea ciertos formatos que se repiten en los diferentes aprendizajes durante la vida (explicación, petición, señalamiento).
Las estrategias y habilidades utilizadas por los profesionales bibliotecarios se encuentran vinculadas no sólo al universo informacional y de gestión de conocimientos sino también a la promoción social y comunitaria como cualquier otro cultural que tiene mayor conocimiento que los niños y puede abrir el juego al potencial de éstos, a partir del ejercicio y del sostenimiento de una zona de transición que les permita su desarrollo e interiorización. Cabe destacar que la formación de estos profesionales proviene de la actividad docente y permite la pregunta, la explicación, la aclaración, las peticiones. El rol del bibliotecario se redefine de tal modo que no es un erudito escondido que clasifica el conocimiento sino un puente entre los usuarios y el conocimiento social y cultural más amplio.
De este modo, las bibliotecas populares devienen agentes de socialización puesto que incorporan (interiorizan) en el individuo desde que es pequeño diferentes conductas, normas y formas de comportamiento que le permiten formar parte activa de la sociedad en que le ha tocado vivir. Son puertos de acceso al conocimiento científico, literario y artístico al mismo tiempo que cultural en el sentido más amplio de la palabra, incluyendo los modos y prácticas de una determinada comunidad.

1. Observaciones


1.1. ESTADO GENERAL
Fecha: 14 de febrero de 2009.

Impresión general

La biblioteca “Domingo Faustino Sarmiento” se encuentra dentro del conjunto edilicio comprendido por el Centro Cultural que lleva el mismo nombre y la Junta de Estudios Históricos. Dentro de este conjunto, se realizan diversas actividades por lo que se observa muchas personas que van y vienen a distintos lugares. Específicamente, en la Biblioteca, se ven muchos usuarios que concurren a la misma en diversos momentos de la jornada. El lugar es amplio y cómodo para la realización de distintas actividades. Existe un sector especial para niños donde hay almohadones, mesas y los libros dedicados a este público. La atención de los usuarios es cálida y ágil al mismo tiempo ya que son varios y el personal especializado es de dos personas. El ambiente es agradable.
Lugar en donde se encuentra emplazado el edificio.

El edificio se encuentra en la Avenida Pte. Perón 3065 de Valentín Alsina, partido de Lanús, Provincia de Buenos Aires, a doce cuadras del Puente “José Félix Uriburu”, conocido desde siempre como “Puente Alsina”, constituyendo el acceso más directo a la Capital Federal desde el municipio lanusense.
Accesibilidad.

Los medios de transporte que pasan por la biblioteca y que la conectan con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y diferentes lugares de la Provincia de Buenos Aires son:
· Línea 85: Quilmes / Capital Federal / Ciudadela norte.
· Línea 128: Valentín Alsina / Capital Federal (hasta Puente Pacífico).
· Línea 160: Claypole / Capital Federal (hasta Ciudad Universitaria)
· Línea 165: Monte Grande / Capital Federal (hasta plaza Once)
· Línea 177: Nueva Pompeya / Capital Federal (hasta San Vicente)
· Línea 178: Nueva Pompeya y Capital Federal / Provincia (hasta Florencio Varela)
· Línea 188: Camino de Cintura – Universidad Nacional de Lomas / Capital Federal (hasta Pacífico)
· Línea 522: Puente Uriburu / Valentín Alsina (hasta Camino General Belgrano y Onsari)

Dimensión y estado del edificio.
De reciente ampliación (1996), el edificio consta de diversos ámbitos para desarrollar las actividades:

· Planta Baja: Se encuentra la sala de lectura, el área del personal de la biblioteca, el área de reprografía y el hall de exposiciones.

· Entrepiso: Se encuentra la sala de Comisión Directiva, la Secretaría y Administración, la Sala de Procesos Técnicos, las áreas de almacenamiento de material bibliográfico, las salas de lectura silenciosa y el Archivo de la Junta de Estudios Históricos.

· Primer Piso: la cafetería y buffet, el Cyber (Navegación en Internet para socios y no socios), el Auditorio, aulas y la sala de Encuadernación.

· Segundo Piso: las aulas para talleres, las aulas de computación y la sala de grabación.

· Tercer Piso: se encuentra el Observatorio Astronómico.

Existen instalaciones sanitarias en la Planta Baja y el Primer Piso.
Dimensión y estado de las salas.

Las salas de lectura son amplias y se encuentran en buen estado.
Descripción del mobiliario y equipamiento.

El mobiliario lo integran 15 mesas para uso de lectores y 80 metros lineales de estantes para albergar el acervo bibliográfico. En cuanto al equipamiento tecnológico, la biblioteca posee 1 videocasetera, 2 televisores, 1 equipos de audio, 5 computadoras, 1 fotocopiadora, 1 sistema de alarma edificio, 1 sistema electrónico antirrobo en los materiales y 8 matafuegos.
La sala infantil se encuentra decorada para los niños con colores, 30 almohadones y 3 mesas especiales, y separada del resto por un vidrio.
Servicios que proporciona.

Los servicios brindados al público son:
a. Fotocopiado
b. Acceso del público a Internet
c. Referencia (consulta “in situ”)
d. Lectura de diarios y revistas
e. Préstamo en sala de obras
f. Préstamo a domicilio de libros
g. Préstamo a domicilio de videos, compact, etc.
h. Actividades de animación cultural

2. Cantidad de usuarios que visitan.

La biblioteca recibe mensualmente 5610 visitantes, distribuidos en: 15% público infantil, 60 % de jóvenes, 25 % adultos. De los mismos, un 40 % son hombres y el restante 60 % son mujeres.
3. Horarios de atención
El horario de atención para préstamos de libros y consultas es de lunes a viernes de 10 a 12 y de 15 a 20 hs y los sábados de 10 a 13 hs. Para cursos y talleres, el horario semanal se extiende hasta las 21 hs. También está abierta sábados y domingos para actividades especiales (Coro, Danzas Folklóricas y Tango Danza

sábado, 14 de agosto de 2010

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